La preocupación de los padres de familia
Por Oscar Isaac Corral Arias
Una de las preocupaciones más grandes que puede tener un padre de familia es que en el aula de su hijo haya un maestro dentro. Literalmente. Veamos por qué.
Cuando los alumnos no están en la escuela
recibiendo clases, los padres de familia se hacen cargo de ellos cuando
normalmente no es así, es decir, de lunes a viernes ya sea turno matutino o
vespertino si se apetece. Cuando no esto es diferente, los padres de familia,
recientemente se ha visto con más eventualidad en varios tipos de contexto,
suelen organizarse y llevar los reclamos ante las autoridades educativas
inmediatas como el director, supervisor e incluso hasta llamar a los medios de
comunicación o bien manifestarse en la Secretaria de Educación Pública para
exigir un profesor para sus vástagos.
La demanda es elemental y desde luego, están
en su derecho los niños en recibir educación y los padres responden a una
obligación constitucional al mandarlos a la escuela. Es allí donde los alumnos
deben de estar buena parte del día a lo largo del año para lograr ser, hacer,
convivir y conocer según la propuesta de Delors.
A la luz de la vorágine educativa que se está
viviendo y de las decisiones en materia de política educativa que se están
gestando, es necesario observar hasta qué punto el sólo hecho de tener a un
profesor dentro del aula garantiza que se cumpla la educación que mandata la
Constitución.
No es motivo del presente texto abordar todos
los deberes por los cuales ha sido objeto la figura del profesor y que han dado
paso a múltiples críticas y señalarlo como uno de los principales culpables del
rezago en términos de calidad educativa en nuestro país. Sin embargo es
necesario mencionar que si bien, su papel es relevante en el proceso educativo,
éste por su complejidad, no puede limitarse únicamente a la función de un
agente (profesor) de varios que lo conforman (padres de familia, escuela,
contexto, entre otros). No es que el
peso del profesor en el hecho educativo sea menor, al contrario, en algunos
casos logra equilibrar la balanza a su favor aún y cuando los demás factores
disten mucho de ser deseables para el buen desempeño de su labor e inclusive le
jueguen en contra.
La demanda de los padres de familia cuando no
hay un profesor para su hijo en la escuela es de cobertura, sólo eso. Ahora
bien, después de reforma reciente a la Constitución se añade un término por
demás ambiguo y prolijo: calidad. Entonces, tendríamos que ver que además de
que el profesor esté en el grupo, cumpla con eso que llama el término anterior,
que la educación que imparta cumpla con los mínimos estándares. Hasta aquí
hemos referido sólo al profesor.
Necesitamos virar nuestra atención también
hacía el padre de familia, quien en ocasiones ha demandado cobertura, muy pocas
veces calidad. La diferencia entre una y otra estriba en que en ciertas veces
no se puede exigir lo que no se sabe. Los padres de familia de hoy día,
vivieron una época en donde para ellos asistir a la escuela era sinónimo de
movilidad social, de tener empleo y de tener el conocimiento suficiente para
hacer frente a las necesidades de la época. Hoy, sus hijos viven una realidad
completamente diferente a la de ellos.
El debate se ha centrado fuertemente en la
labor del docente, sin embargo considero que aún no se ha valorado
adecuadamente el rol que juegan los padres de familia. Sí es responsabilidad
del profesor tener motivados a los alumnos y buscar estrategias pedagógicas
para que los niños se apropien de competencias para seguir aprendiendo por su
cuenta, pero es responsabilidad de los padres de familia inculcar los valores y
actitudes que ayuden la labor del profesor. De otra manera, es como poner todo
el peso en una sola parte de la balanza.
En las escuelas de hoy día
encontramos padres de familia interesados porque sus hijos tengan clases, pero
no por saber qué aprendieron en cada una de ellas ni tampoco qué hicieron
dentro de la escuela. La falta de valores también es el problema más claro y en
donde está más expuesto el rol que juega la familia, el contexto y la sociedad
en general. Sin una responsabilidad
compartida de cada uno de los implicados en educación, es difícil aspirar a una
educación como la que mandata la Constitución, una de calidad.
La preocupación de padres de familia por
cobertura en educación, debe transformarse también en ocupación por la calidad
de la misma. Deben los padres de interesarse además de que tengan clases todos
los días, porque aprendan lo que vieron durante ellas.
Publicado en Reflexión Educativa
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