Echarle más leña al fuego: Exámenes de promoción docente
Por Oscar Isaac Corral Arias
Desde la modificación constitucional que se
deriva de la reforma educativa propuesta por el actual gobierno, la evaluación
ha sido la preocupación central de la política educativa, he incluso,
algunos especialistas como Heredia la
definen como “el corazón de la reforma educativa”. Esto ha tenido diversas
implicaciones en diferentes sectores de la población, desde maestros, sociedad
y empresarios.
Las
acciones por emprender una mejora en los servicios educativos propuestos por el
gobierno federal empiezan con una fuerte crítica del propio estado en
referencia a los maestros. Estas acciones ponen en el centro del debate al
magisterio, concepto muchas veces confundido con el de sindicato. Los medios de
comunicación hacen su trabajo parcialmente, comunicando las propuestas del
gobierno y haciendo ver a los maestros inconformes como seres detestables,
repulsivos y revoltosos. Un sector amplio de la sociedad por su parte consume
esta información y se une a un linchamiento mediático sobre el profesorado.
Los resultados de la evaluación para la
promoción de las diversas funciones de educación básica, refuerza y apoya la
idea de que el problema educativo son los maestros. Una idea que deja de lado
un análisis completo y complejo de la naturaleza de la educación. El abordaje
que se hace bajo esa premisa es que el gobierno ha perdido “la rectoría” de la
educación a causa de los pactos de control corporativo que ha tenido con el
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).También refuerza la
idea por parte de los docentes que se oponen a la evaluación, como medio de represión
laboral y punitiva.
El
panorama actual tiene tonos de incertidumbre total. Expresiones desconcertadas,
reflexiones y juicios laxos. Responsabilidades atribuidas de forma necia. Entre tanto, vale aclarar que tratar de tomar
una decisión o explicar una situación a partir de una sola variable o un solo
factor, es casi lo mismo que estar equivocado o querer desconocer la realidad.
Ésta, la realidad o las realidades, se presentan complejas. Daré un de ejemplo.
Situación
La evaluación para la
promoción del personal docente a partir de examenes. Muchos celebran que por fin existan
mecanismos de selección en base a un mérito académico y premien a quienes
resulten con las calificaciones más altas. Por otro lado, existen amplios sectores del
magisterio que se oponen abiertamente a las evaluaciones por considerarlas
incompletas, “antipedagógicas” o como medio de castigo.
Ahora bien, ambas percepciones sobre una misma
situación parecen opuestas sin embargo, cada una guarda ciertos grados de
certeza. Aunque contradictorias, se complementan. La evaluación docente para
lograr una “plaza” (¿contrato?) de director, asesor técnico o bien, supervisor,
representa un logro para la educación nacional. La meritocracia por encima del “compadrazgo”
es un rasgo fundamental en el proyecto por mejorar la educación. No obstante,
cuando el análisis es detallado y se pone atención a lo que los especialistas
en la materia argumentan y los profesores expresan, los mecanismos para que
esto se lleve a cabo, en muchos de los casos, suelen ser importantes, pero
también son insuficientes e incompletos. En el caso de la primera evaluación citada
anteriormente, ésta se llevó a cabo mediante un examen estandarizado de opción
múltiple que muestra diferentes cuestiones alusivas a situaciones educativas
problemáticas. El mecanismo para tratar de distinguir qué maestros son mejores
y quiénes no tienen suficiente capacidad para asumir otro puesto, se queda en
un buen intento aunque insuficiente. El proceso de evaluación debe incorporar
otros instrumentos además de exámenes estandarizados, deben existir entrevistas
personales, observación de la práctica y la revisión de la formación del docente,
es decir, su preparación profesional previa. Esto último nos serviría para
estar más cerca de detectar a los profesores que tienen capacidad y valorarlos
mejor, quizás también contribuiría a que el porcentaje de docentes “reprobados”
se redujera.
Lo importante después de la publicación de los
resultados, más que servir de insumo para encender el fuego mediático contra los docentes
y su aparente “falta de preparación”, es abrir un debate sobre las causas y
consecuencias de los bajos resultados a partir de los instrumentos elaborados y
aplicados como único mecanismo para promocionarse. Situar todas las energías en
acusar al magisterio como el principal responsable del profundo rezago
educativo que se vive en el país, es igual de testarudo como decir que todas las reformas educativas junto con las evaluaciones son una amenazada para la educación. Sea cual fuere
la posición que se tome, debe tomarse en cuenta la complejidad de ello, evitar posturas maniqueas, si no, únicamente el debate servirá para seguir echando leña al fuego.
email: oica13@gmail.com
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