La oportunidad del Programa Escuelas de Tiempo Completo

Oscar Isaac Corral Arias 

Ahora sí, se fue. El Programa Escuelas de Tiempo Completo (PETC) dejó de tener anclaje normativo en las Reglas de Operación 2022 de La Escuela es Nuestra (LEEN). Estaba claro que no entraba en los planes de la nueva política educativa nacional. Había sobrevivido por la presión mediática al ex secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán.

La 'desaparición' del PETC deja una sensación agria. Confirma uno de los principales problemas del Sistema Educativo Mexicano: la falta de planeación y la continuidad de las políticas educativas. La mediana duración que tuvo el programa (2007-2021), como bien apunta Fidel Ibarra en su texto (Profelandia, 04/04/2022), parecía darle un carácter de política de estado, como la desplegada en los Libros de Texto Gratuito. Sin embargo, en términos financieros era incompatible ya que absorbía buena parte del presupuesto de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Fuente: Elaboración propia con base en los presupuestos de egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Si bien, cada administración suele darle prioridad a más o menos lo mismo: incrementar la cobertura, mejoramiento de los aprendizajes, mayor equidad, mejor inclusión, entre otros; es natural que los gobiernos presenten sus propios planes y proyectos para concretar esas aspiraciones.

En las formas de alcanzar esos objetivos están las diferencias. Con la eliminación del PETC se detiene el servicio de alimentación escolar a 3.2 millones de estudiantes y se disminuye el tiempo de clase de poco más de 27 mil escuelas de educación básica en todo el país. En su lugar, se privilegia el fortalecimiento de la infraestructura educativa con un esquema de financiamiento directo a la escuela, bajo el esquema de LEEN.

Desde luego que el PETC no era la solución a la desigualdad educativa, sin embargo, planteaba condiciones para amainar algunas carencias en sitios de alta vulnerabilidad o riesgo social. Garantizar una comida al día para niñas y niños, más tiempo para profundizar en aprendizajes y, para los padres, la posibilidad de mantener a sus hijos en espacios seguros mientras trabajan; fueron aspectos favorables de las escuelas donde se implementó.

Por otro lado, el programa presentó problemáticas durante su implementación. La principal fue asumir una relación directa entre la ampliación del tiempo escolar y el mejoramiento del aprendizaje. Si bien, se dedicaron más horas por jornada a la enseñanza, y esto a su vez alteró el formato escolar tradicional (medio turno) introduciendo nuevas rutinas como la hora de la comida y las actividades adicionales (Líneas de Trabajo), los procesos de formación y acompañamiento docente no tuvieron influencia significativa para desarrollar la propuesta didáctica considerando las nuevas condiciones de enseñanza aprendizaje que supuso el PETC.

En el caso de Sinaloa se implementó el llamado “Modelo Educativo Sinaloa”, una propuesta basada en una caracterización de la comunidad y la implementación del Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP). La metodología resulta interesante pues profundiza en las dimensiones sociales, económicas, culturales y hasta políticas del contexto comunitario para diseñar proyectos a partir del interés de los estudiantes. Sin embargo, quienes impulsaron el modelo cedieron a la tentación de generalizarlo como una “receta” para todas las escuelas con el PETC. Su funcionamiento se tornó confuso pues las diferencias metodológicas en la aplicación eran notorias incluso de una escuela a otra dentro de la misma zona escolar, como se evidenció en los llamados “cierres de proyecto”. 

En lo laboral, el PETC fue contradictorio. Por un lado, favoreció a las condiciones de los docentes con un régimen de contrato por doble plaza ya que solo dedicaban su tiempo a un mismo grupo, mientras que a los de una plaza se les asignó una compensación que no tenía repercusión en términos de seguridad social. Los críticos la catalogaron como un paso hacia la precarización laboral. 

Aunque se acusan debilidades en la implementación del PETC, no todo está perdido. Al contrario, estamos ante una valiosa oportunidad para darle un sentido propio, desde una mirada local. Así lo han entendido algunos gobiernos de al menos 14 estados que, al momento de escribir estas líneas, han confirmado el sostenimiento del programa con recursos propios (Reporte Índigo, 07/04/2022). 

Recuperar el enfoque a las poblaciones más vulnerables, aprovechar la infraestructura e insumos existentes, así como incorporar un nuevo esquema de operación estatal más flexible podrían contribuir a la construcción de una nueva escuela de tiempo completo. Adicionalmente, se podrían integrar modalidades de contratación dignas para el profesorado de una plaza, o bien, establecer un vínculo con el Proyecto de Arraigo al Maestro al Medio Rural (E3) en estas escuelas.

No se trata de seguir inercias, no es momento de eliminar opciones; es la oportunidad de repensar una escuela de jornada completa para quienes más la necesitan, es el momento oportuno de ser congruentes con la emergencia educativa.


Referencias
Ibarra, Fidel (2022), "La eliminación de las escuelas de Tiempo Completo es una decisión tomada. Ya no hay marcha atrás." Profelandia, 04 de marzo de 2022. Recuperado de: https://profelandia.com/el-retiro-de-las-escuelas-de-tiempo-completo-una-contradiccion-para-un-gobierno-de-izquierda/ 

Redacción Reporte Índigo (2022) “Escuelas de Tiempo Completo; estas son las 14 entidades del país que las mantendrán”, Reporte Índigo, 07 de marzo de 2022. Recuperado de:https://www.reporteindigo.com/reporte/escuelas-de-tiempo-completo-estas-son-las-14-entidades-del-pais-que-las-mantendran/ 


Contacto: oica13@gmail.com





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