Breves reflexiones de un profesor en cuarentena: menos enciclomedia y más multimedia
J.I Chavarín
El pasado miércoles 8 de julio el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, presentó un comunicado, por medio de un directo en la plataforma YouTube, donde resaltó temas de vital importancia para el magisterio como: la nueva normalidad educativa, el cuidado sanitario de los alumnos, así como de los demás actores educativos, el regreso a clases relacionado con el semáforo epidemiológico, fechas del curso remedial y la polémica promoción horizontal. El discurso se manejó de forma correcta, con la seguridad y fluidez necesaria; sin embargo, la dificultad apareció al momento de querer presentar un video. Un recopilatorio de niños pertenecientes a una de las orquestas infantiles de la Nueva Escuela Mexicana. La música no fluyó en ninguno de los dos intentos, solo infantes de diversas partes de la república tocando sus instrumentos mudos.
La dificultad del Secretario se hubiese resuelto con una interfaz (ya sea física o digital) que controlase la entrada y salida de canales de audio. Una técnica sencilla pero que requiere una combinación lógica entre la noción del sonido y habilidades multimedia.
El accidente del comunicado es un usual error que deja al descubierto una realidad en la educación mexicana: los maestros no estamos preparados para llevar una educación basada en habilidades digitales. Desde Enciclomedia a principios del milenio hasta la actualidad con la entrega de equipos digitales a los sectores más vulnerables se ha buscado llegar a una educación de vanguardia, que trabaje con la tecnología de forma orgánica; sin embargo, el resultado son una serie de programas fallidos con nula continuidad y relación entre sí. Basta con recordar las tabletas en 2013 cuyo apoyo era más cercano a una clase obligatoria que a una verdadera herramienta facilitadora. Dos generaciones y quedaron olvidadas.
A lo largo de casi dos décadas no ha existido una capacitación real por parte de la SEP que venga a fortalecer el dominio tecnológico de los docentes, los programas se han centrado en la adquisición de equipo, mismos que quedan obsoleto a los pocos años, en vez de una enseñanza continua y profunda de las competencias que debe dominar el docente. Una capacitación centrada en el dominio de la computadora personal, y otros equipos inteligentes como celular o tabletas, para a optimizar no solo la labor docente sino la misma cotidianidad: agendas vinculadas y listas de manejo instantánea. La creación de un acervo bibliográfico digital, contextualizado a la labor docente, de libre acceso para: estudiantes en el área de la educación, maestros en función y académicos. Actualización continua en programas básicos como: Excel, Word y Power Point; así como de otros adecuados al nivel en cuestión.
Es importante dejar en claro que la falla en el manejo de los programas solo es el cincuenta por ciento de la responsabilidad, los docentes también hemos caído en una zona de confort que nos limita a indagar en un progreso individual. Es más fácil recurrir a excusas que desarrollar un aprendizaje autodidacta. La búsqueda del conocimiento proviene de todos los días aprender cosas nuevas, sentir curiosidad ante un mundo desconocido. La vanguardia educativa no solo depende de equipos tecnológicos, cursos o herramientas digitales, se necesita una predisposición por parte de todos los docentes (sin importar nuestra edad) para aceptar los cambios y las nuevas formas de trabajar, que las habilidades digitales no son solo una herramienta, sino que vienen a facilitar nuestra forma de vida. Podemos cuestionarnos: ¿qué tiene mi didáctica que la haga diferente de otras? Cuando los docentes tomemos conciencia de nuestras áreas de oportunidad es que las cosas empezarán a cambiar, dejar de pensar en metas y formar estilos de auto crecimiento, ser ese cambio que buscamos en el mundo.
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