Del SNTE, la CNTE y la demás gente

Por Oscar Isaac Corral Arias

En México a raíz del nuevo gobierno y con el retorno de un viejo partido, la educación parece tomar la importancia que muchas veces fue manoseada en la retórica de no pocos aspirantes a puestos de elección popular. Está tomando dirección y fuerza, velocidad y contundencia pero sin embargo aún estamos demasiado lejos de saber si los esfuerzos son los correctos o si la dirección es la adecuada para mejorar la educación que se imparte en todas las escuelas del país.

Algo es cierto, se están haciendo cosas, generando reacción, dividiendo opiniones e incluso se están dando enfrentamientos entre grupos disidentes y autoridades. La agenda educativa nacional está en efervescencia. La prensa y demás medios de comunicación alaban la acción del gobierno quien se dice decidido a recuperar la rectoría en educación, que en mi opinión, dar por perdida la conducción de la misma es como querer evadir responsabilidades que siempre tuvo el gobierno propiamente dicho. El grupo en conflicto, en primera instancia es el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación quien ha actuado con demasiada injerencia en la toma de decisiones que no le corresponden por la misma naturaleza de la organización a la que responden, un sindicato. 

Su papel a lo largo de varios años y en diferentes gobiernos ha rebasado al estrictamente laboral, los sindicalistas sin medir las consecuencias de las prácticas de usos y costumbres que caracterizan al modelo corporativista, han legado al sistema educativo mexicano una serie de problemas crónicos que van desde la mala educación que se imparte en las aulas hasta los manejos clientelares que se dan para ingresar o promocionarse dentro del sistema. Por supuesto, esto no ha sido un hecho aislado, todo lo contrario; las autoridades lo consintieron así como también lo permitió una sociedad pobremente educada. 

El CNTE, la otra cara del magisterio, se define como el contrapeso necesario para la democratización del SNTE. Los medios los caracterizan como los profesores huelguistas, holgazanes y como principales privatizadores de la educación en Oaxaca, Guerrero y Michoacán dado que han llegado a faltar hasta poco menos (o más) de cien días de clases. Los columnistas de los diferentes diarios de circulación nacional les atribuyen directamente la culpa por el bajo rendimiento de los estudiantes en esos estados, ni que decir de organizaciones sociales como Mexicanos primero en donde en su Índice de Desempeño Educativo Incluyente (IDEI) coloca a estos tres estados con los peores niveles en educación primaria y secundaria. 

Esta parte magisterial, la CNTE, disidente e intrépida, es mirada a los ojos de muchos otros profesores de diferentes estados de la república como el modelo a seguir, como la aspiración, de no ser porque el control de las burocracias del SNTE que los mantiene bien alineados. La CNTE se ha ganado el anhelo de muchos otros profesores que no pertenecen a esta ala magisterial. La razón: por las conquistas económicas que han logrado así como los derechos laborales, no así por su profesionalismo académico resuelto o su alta estima social. 

Por ahora, nos encontramos en una situación decadente, donde el gobierno se lanzó con varias modificaciones a la Constitución, la designación de un organizo independiente (INEE), la creación de un servicio profesional docente (SPD) y el censo nacional de escuelas y docentes, todo ello pregonando que servirá para elevar la calidad de la educación que imparte el estado, sea lo que sea que signifique el término calidad. 

La CNTE juega un papel importante. En la idea de contrapeso social dicha organización resulta de mayor valía en comparación cuando se deciden afectar a terceros bloqueando autopistas, dañando edificios, amagando gobernadores, bloqueando grandes comercios y por supuesto, negando educación como profesores. Quizá tengan algunos elementos de razón en su lucha, pero no los tienen todos, y estos pocos se ven empañados en las momentáneas faltas de coherencia en sus métodos y formas de buscar consensos. No he leído a ningún especialista en educación ni a ningún editorialista que defienda su causa excepto en la reciente columna de John M. Ackerman en La batalla por la educación, desde luego que si habrá escritores que defiendan la causa de la CNTE, sin embargo es invariablemente menor el número de especialistas que simpatizan con su propuesta y formas de buscar el cambio. 

Esperemos que en beneficio de los alumnos; el gobierno y los profesores puedan llegar a un acuerdo, que si bien debemos recordar que cada estado es libre y soberano además de la federalización de la educación a partir del ANMEB, pudiesen educar los estados inconformes Guerrero, Michoacán y Oaxaca a partir de sus propias propuestas, para por fin, poder observar si la regionalización de la educación es lo que hace falta para lograr una mejor educación en los demás estados. 



Publicado en Reflexión educativa

Comentarios

Entradas populares de este blog

La monotonía un problema común en un salón de clases

La comida chatarra en la escuela

Influencia del medio social en la escuela, hablemos en valores