#MARCHASYMASMARCHAS
Por Jorge Iván Chavarín Montoya
Hace algunos días fui
participe de la marcha en apoyo a los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa. La organización fue espectacular,
filas ordenadas y gritos por parte de todos los manifestantes. La única
negativa se dio durante el final cuando esté evento meramente apartidista se
vio amenazado por el FPR y La Coordinadora, quienes colocaron sus pancartas y
símbolos en catedral (punto final del recorrido) como queriéndose adjudicar la
organización de la marcha. No está demás decir que durante casi una hora estas
organizaciones monopolizaron el micrófono y la bocina sacando a flote sus
repetidos discursos de socialismo y gobierno capitalista, dejando de lado el
tema de los 43 normalistas y peor aún dejando a un lado la voz de los jóvenes.
Tengo
que confesar que me llena de coraje ver como estas organizaciones de la pseudo
izquierda aprovechan tragedias sociales para hacerse presente, obscureciendo el
trabajo y la buena labor que la gente hace. Afortunadamente a pesar de ellos la
marcha en la ciudad de Culiacán se vio firme y ordenada, dejando en claro la
inconformidad que los sinaloenses tenemos con la desaparición de los
normalistas.
Han
pasado algunos días desde el furor de la marcha y no puedo evitar hacerme una
pregunta ¿qué hemos logrado?, se que puede parecer ofensivo, pero a lo que
quiero llegar es a que nos pongamos a reflexionar lo siguiente: en estos
últimos años hemos levantado nuestra voz por medio de marchas y más marchas:
que el 132, que la renuncia de Peña
Nieto, que la negativa ante las reformas de este sexenio. Razones tenemos de sobra. Vaya que las tenemos. Pero ¿hemos
logrado algún avance?, ¿hemos logrado generar un cambio significativo?
En
ningún momento estoy negando la importancia de alzar la voz y exigir libertad e
igualdad, mi punto va un poco más allá, el mostrar una mórbida realidad. Acaso
vivimos en un país donde nuestro gobierno simplemente ignora al pueblo, donde
las marchas no generan ninguna preocupación a la gente que tiene el poder, nos
ven actuar y simplemente voltean la mirada al otro lado.
Y
hagamos marchas y más marchas, nos dicen; pero tengo miedo de admitir que
quizás estas ya no generan ningún resultado. Entonces qué hacer. Cómo actuar.
Aquí es donde entra el pensar/actuar: cómo poder generar nuevas
manifestaciones. Hemos cruzado la línea, ya no basta con salir y recorrer la
calle principal, cantar algunas porras, disfrazarnos y después retirarnos a
nuestras casas… y pum se acabo. Hemos llegado a un punto crítico: dejar de
gritar y empezar a solucionar las cosas por nosotros mismos. Los #yosoyayotzinapa
o #yosoynormalista simplemente no sirven. La pregunta es ¿qué voy a hacer yo en
este momento para generar algún cambio?
Publicado en Escuela de Cristal
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