La teoría y la práctica en la perspectiva docente


Por Oscar Isaac Corral Arias


Tuve la oportunidad de estar durante una reunión en una escuela primaria. En ella se abordaron diferentes temas escolares y desde luego, los maestros de dicha institución presidían acompañados del director y un asesor técnico pedagógico. No recuerdo qué tema estaba presentando el director cuando una profesora de grupo, de esas que tienen añales trabajando en primer grado y que dominan a la perfección el protocolo para hacer que los niños decodifiquen las grafías a lo largo del ciclo escolar, empezó con una retahíla sobre la teoría y la práctica.  Para no hacer muy larga la anécdota, la maestra sentenció diciendo lo siguiente: “Saliendo de la Normal traes mucha teoría, te la sabes muy bien, pero llegas al salón y te das cuenta que la realidad es otra. En la práctica es donde te formas.” Después de esto, los maestros me observaban con el rabillo como buscando una reacción a las palabras provocadoras de la maestra. Quizá la atención se centró en mí  por ser el más joven de todos los presentes. Permanecí quieto. Inmutable, reflexionando y escuchando el resto de la orden del día.
***

 Hay una tendencia casi generalizada entre los docentes a percibir a la teoría como algo que necesariamente no tiene una finalidad funcional en la práctica escolar, por ende, no tiene mayor importancia. Carece de utilidad. Se impone una avasalladora lógica superficial en donde los sujetos al no encontrar finalidades prácticas, inmediatas y observables en la praxis escolar, demeritan y subestiman el rol que juega la teoría.

  Siguiendo la idea anterior es válido señalar que no es algo fortuito, es decir, si los profesores consideran que la práctica se sobrepone o tiene más peso que la teoría es porque quizá no han encontrado elementos valiosos que contribuyan a la mejora en su escuela o aula de clases. Resulta complicado buscar respuestas entre toda la serie de propuestas, análisis y sugerencias que hacen los estudiosos en la materia. ¿Por qué? Porque la naturaleza de la actividad educativa está envuelta en un halo de complejidad que hace casi imposible tratar con las mismas soluciones la infinita variedad de situaciones educativas.

 Para ejemplificar lo anterior me serviré de una situación hipotética. La profesora Guadalupe en sus inicios como profesora de grupo recordaba algo llamado el “tacto pedagógico”. Ella había leído aunque no todo, algunas partes del libro de Max Van Manen donde el autor explicita algunas formas de cómo y cuándo practicarlo. La profesora Guadalupe en sus inicios trabajó en una escuela primaria en donde el contexto se caracterizaba por problemas sociales y económicos muy acentuados, mismos que se reflejaban dentro de su grupo en las actitudes, conductas  y aprendizaje de los alumnos. Ella ponía en práctica el silencio, la influencia sutil, la sensibilidad entre otras estrategias (teoría). Se daba cuenta que no funcionaban siempre y como ella lo esperaba. Sin embargo, en la práctica se daba cuenta que alzar la voz, los castigos y hasta ciertas amenazas (práctica) producían efectos más inmediatos, observables y tangibles. La duda es sí pedagógicamente más correctos.

 En esta idea, si los profesores no encuentran soporte en la literatura especializada, en las opiniones de los especialistas, en las investigaciones y demás, la pregunta es ¿Qué toma su lugar? Efectivamente, la teoría ocupa un lugar, y si los profesores no se lo dan algo más tiene que ocuparlo. Pienso, aquello que ocupa el lugar son las prácticas escolares como las que utilizó la profesora Guadalupe al percatarse que la teoría no resolvía sus necesidades cabalmente. Y aunque parezca paradójico, muchas de estas prácticas escolares fueron alguna vez teoría, lo que es digno de reflexionar es que quizá se circunscriban dentro de la vanguardia pedagógica del siglo XX o quizá del XIX.  

 Si tomamos como principio válido que la práctica es lo que nos forma como profesores habrá que preguntarnos si los referentes, modelos y estrategias que empleamos basados en la práctica, en la cultura escolar son suficientes para obtener resultados deseados y como fin, lograr el aprendizaje de los alumnos.  

 Por otro lado, los ambientes escolares imponen. Están plagados de prácticas y rutinas llevabas acabo de manera irreflexiva y que en ocasiones no resultan pedagógicamente adecuadas. Algunas ayudan a disminuir la incertidumbre de nuestra práctica, otras lo hacen también pero los resultados en ocasiones son más cómodos que pertinentes. Como por ejemplo excluir a los alumnos que dificultan el buen desarrollo de la clase.  

Estas decisiones se aprenden en el trajín educativo cuando los referentes teóricos no se tienen ni siquiera para ser criticados y comparados. Considero que la teoría es importante, tanto como la práctica pero su apropiación no es algo fácil o sencillo. El menosprecio que algunos docentes le hacen a su papel quizá se deba a la forma en que abordan la teoría, a lo que buscan en ella.

 La teoría no se nos revela como  un instructivo para mejorar nuestras intervenciones como profesores y sí así lo fuere… ¿qué merito tendría ser profesor?  Creo que la profesión no tendría el peso social que hoy tiene si cualquiera pudiera abrir un libro y saber qué hacer frente a un grupo. Esa no es la función de la teoría, más sí creo que el papel de ella es ampliar nuestros marcos referenciales, no para obtener respuestas literales y exactas a los problemas que tenemos como docentes, sino a pensar cómo crear nuestras respuestas en base del ideal. Ésta, considero es la verdadera función de la teoría, orientarnos a pensar de manera diferente, de manera más amplia crítica y reflexiva.

***

Las palabras de la maestra quedaron en mi mente. Inmediatamente después, el Asesor técnico pedagógico dio los resultados de las evaluaciones que recientemente se habían hecho: la escuela se ubicaba  en los peores lugares de la zona y aún no presentaban un proyecto para cierto concurso con atraso de casi medio ciclo escolar. Y aunque seguía en silencio, las palabras de la maestra seguían allí “En la práctica es donde te formas” y pensé, “claro, te formas o te deformas”.


Publicado en Reflexión educativa


Comentarios

  1. Definitivamente de acuerdo :) está muy bien...

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  2. El sistema educativo nacional en México ha permitido darle mayor relevancia a la práctica que a la teoría, dado que aquí las cosas se han sin planeación, sin seguimiento... bueno en la realidad así es, porque en lo explícito no es así.. en lo explicito todo se planea y vamos avanzando... pero bueno.. la verdad es que teoría sin práctica es como reloj sin manecillas...

    Quiero aprovechar para darles un regalo que podrán descargar en http://planeacionesparaprimaria.com es un reporte acerca de cómo pueden hacer planeaciones de forma fácil, rápida y efectiva.. Espero que les guste..

    Y también los invito a conocer mi blog en http://planeacionesparaprimaria.com/wp/

    Saludos y buen blog.. sigamos nutriéndolo con comentarios.

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