Mi sociedad patas pa' arriba
Mi sociedad patas pa' arriba
Por Kevin Gibrán Rodríguez Wong
En
innumerables ocasiones he sido participe de discusiones en donde el único
mensaje nítido de la contra parte, deja una clara impresión sobre la concepción
que se tiene de la educación y su importancia.
Es
natural que cada persona, por vocación y cariño hacia su profesión eleve cierta
cantidad de metros la importancia de ésta dentro de la sociedad. Claro, los
médicos salvan vidas. Los empresarios tienen negocios propios que dejan
muchísimas ganancias (desde una visión materialista). Y así estimado lector
puedes darte una idea de lo que estoy tratando de expresarte.
Sin
embargo, lo más ético sería decir que todos somos parte de un todo. El sistema
necesita trabajadores, personas laborando. Cada quien en su rubro. Todos deberíamos
pues, tener el mismo valor. Pero la realidad, por lo menos en mayoría a lo que
mi visión me permite llegar, es algo
distinta.
La
concepción mostrada en tantas y tantas ocasiones hacia el maestro e
involucrados a la educación se expresa en mayoría como: “que cómodo te la
pasarás, serás maestro.” O también “tendrás muchas vacaciones, que bueno que
vas a ser maestro”. “Mira el director, sentadito nomás leyendo papeles”.
Al
momento de escuchar esas expresiones no puedo evitar alzar la voz en defensa de
mis próximos colegas, y advertir que si la situación, en este caso la de
nuestro país, ha sido principalmente a una mala educación y no refiriéndome precisamente a la formal,
sino enfocándome al sentido más general de este término.
La
familia también educa. La cultura también educa. Ahora bien, ¿cómo restarle
importancia a algo en lo que supuestamente estamos involucrados todos?
Por
otro lado, cómo no pensar que nuestra sociedad está mal educada, si hasta
pareciera empeñarse en mermar las intenciones de muchas personas en hacerse del
hábito de la lectura, de observar documentales, de expresar sus ideas
libremente, de querer participar en aspectos de organización social, como
podría ser la política.
Pareciera
que vivimos en un molde diseñado para que todos vivamos jodidos. Porque la
falta de educación –informal o formal- no es más que eso, la jodida en su
imagen más pura.
Pocos
se dan cuenta de lo que implica ser un buen maestro, y de lo fundamental
que es la educación para el desarrollo óptimo de toda nación. Sería interesante
observar la concepción hacia ella en otros países.
La violencia, ignorancia, lo económico, y otros tantos aspectos más se resolverían
así, con educación, con conocimiento. En los periódicos de México imperan las
planas con estos aspectos mencionados. ¿A qué conclusión llegas? La mía es el
título del artículo
Saludos.
ese meeelvin eale
ResponderEliminarBuena opinion, resaltando tambien el olvido del Estado en educar al pueblo que lo elige.
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