Si estás bien con las madres de familia estas bien con Dios


Por Jorge Iván Chavarín Montoya*

Hay una regla de oro que todo maestro rural debe conocer y sobre todo nunca debe omitir: “El verdadero poder en la escuela lo tienen las madres de familia”. Si bien en las escuelas citadinas existe una asociación de padres de familia estas siempre están por debajo del poder del director y/o maestro (no niego las excepciones), los cuales se encargan del rumbo de la escuela y su autoridad los coloca en la punta del organigrama escolar; sin embargo, en las escuelas rurales tal organización no tiene cabida, las madres de familias están en la cima, controlan el porvenir de la escuela. 

La principal razón por la cual las madres de familia han tomado las riendas de estas pequeñas escuelas multigrado, olvidadas de la mano del SNTE, es por la falta de continuidad de los maestros en la comunidad (recordemos que el maestro tiene la facultad de irse o quedarse); es decir, son usadas como trampolines para estar cada vez más cerca de la ciudad, la denominada estabilidad, lo que ha ocasionado que en varias de esas escuelas rurales existan hasta cinco cambios de maestros en un solo ciclo escolar, y debido al poco tiempo ninguno de ellos logra adentrarse en su totalidad ya sea a la institución educativa o a la comunidad. 

¿Qué organización puede existir en una escuela donde no hay maestros fijos? ¿Qué proyectos a largo plazo se pueden lograr con efímeros maestros? ¿Qué estabilidad educativa pueden encontrar los niños con esas clases esporádicas y cambiantes? ¿Qué organigrama se puede lograr en una escuela donde los maestros sólo van de paso con la intención de no durar más de tres meses?. Las anteriores interrogantes siempre han sido un tema de discusión ya sea en las escuelas normales o en los corredores de la SEP; seamos francos la tentación por estar más cerca del hogar vence a cualquier persona y son pocos los que desaprovechan la oportunidad de cambiarse, de estar más cerca de casa (es lo más normal: la gasolina, el hospedaje y la comida no son nada baratos. Y no hablemos de la comodidad de la cama). El que esté libre de tentación que arroje la primera piedra. Aquí es donde entran las madres de familia y su famosa premisa “los maestros se van nostras nos quedamos” contraría a la citadina magisterial “los padres se van, nosotros los maestros nos quedamos”. Ellas construyen su propio sistema que predomina en la escuela: fondos, organización de fiestas, la cooperativa, limpieza y hasta días de suspensión. 

La gama de maestros llegan: algunos con la noble intención de innovación (no ajenos a los sentimientos de buscar la cercanía) otros con los ánimos caídos y sólo esperando el día en que su celular suene con el nombre del supervisor. El destino es el mismo para todos se tienen que adentrar a trabajar el tiempo correspondiente bajo esos preceptos matriarcales (los hombres mejor se mantienen distantes), aquí solo hay dos destinos, dos vertientes. El primero de ellos: el sometimiento y obediencia al sistema, lo cual trae consigo apoyo por parte de las madres y por ende de la comunidad: algunos desayunos, el apoyo en la limpieza, pago puntal de las festividades, un café a media mañana, la asistencia de los niños pero teniendo en cuenta que estarás ajeno a toda participación administrativa: nada de controlar el dinero, nada de organización de fondos, nada de opinión correspondiente al uso del capital, entre otros mandatos; estarás bien con Dios. 

Si se desea ir por el segundo camino: el desconocimiento de la función de las madres de familia; habrá descontrol, Dios quitara sus brazos protectores sobre ti y sólo habrá desgracia, no existirá apoyo, la comunidad te rechazará y no verá con buenos ojos que trates de arrebatar ese sistema que han formado. Los niños no asistirán, nadie te apoyará en alguna urgencia. El rechazo de todo el pueblo si así se dicta. 

Las anteriores páginas pueden sonar crudas e inverosímiles, muchos pueden pensar que es mentira, pero hemos de recordar que aquel tratamiento autoritario de esas madres es porque conocen la poca estabilidad magisterial y no importa si es responsable o irresponsable el maestro al poco tiempo se irá; por ello, tratan de ellas mismas de cuidar la escuela, de cuidar a sus hijos y nosotros como futuros maestros rurales debemos tener en cuenta que no debemos llegar a una comunidad con prepotencia tratando de cambiar todo, debemos conocer a la gente, tratarlas, entenderlas pues solo estando bien con las madres de familia se está bien con Dios.

*Profesor de primaria. Licenciado en Educación Primaria. Pasante de la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánica.

Publicado en Escuela de cristal
                                 

Comentarios

  1. gracias por facilitar articulos de calidad como este, que expresa la realidad a la cual nos enfrentamos

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